domingo, febrero 10, 2008

Elecciones estepaís (IV): discursos

Tanto hablar, escuchar y alabar discursos de políticos americanos me ha llevado a pensar en un par de cosas. Para empezar, para qué sirve ser un buen orador. Todo el mundo lo valora mucho, pero la verdad, hemos visto muchos políticos incapaces en esta materia ganando elecciones; vale pena pararse a pensar qué aporta tener labia. Una vez despejada esa duda, por qué los discursos en España son tan flojos. Y para terminar, una propuesta a todos estos adictos a la política que corren por la red, para un bonito concurso de redacción.

La primera pregunta y la segunda van parejas. Ser un gran orador es útil en política; sospecho, sin embargo, que los beneficios de agitar a las masas con tu inflamada retórica son distintos según el sistema político en el que nos movemos.

Lo comentaba el otro día, pero en Estados Unidos todo el mundo anda muy obsesionado con la idea de liderazgo. Todo necesita un líder que controle, empuje, inspire y dirija incluso el proceso más insignificante. Departamentos enteros se disuelven porque no se dejan liderar y viven demasiado anclados en el procedimiento burocrático. Un político tiene que ser un líder, una especie de causa primera que mueve sin ser movido, que empuja a otros actuar gracias a su mera presencia.

La verdad, en parte tienen razón; con la manía que tienen los americanos de atomizar cualquier manifestación de autoridad administrativa hasta lo más minúsculo, la capacidad de convencer a gente que haga lo que digas sin que estén en una posición subalterna es muy importante. Esto se extiende a todos lo niveles, incluyendo en nivel más alto del gobierno federal; el presidente no es el jefe de ningún partido en el Congreso, y no tiene disciplina de voto que valga para pasar leyes. Para poder pasar leyes de su gusto, debe ser capaz de empujar, apretar, convencer y torturar a cientos de representantes y senadores, sin tener otra autoridad que la de su púlpito y el hecho de haber ganado unas elecciones distintas.

Y aquí entra probablemente la necesidad de ser un buen orador, especialmente en un sistema como el americano. Un presidente o jefe de mayoría del Congreso gana o pierde batallas en las cámaras, pero la guerra la gana a menudo en la opinión pública. Cuando Bush trató de reformar el sistema de pensiones (con una propuesta atroz, por cierto), el hombre se lanzó a dar discursos por medio país, parando en los distritos de senadores y representantes que tenían dudas sobre qué votar. La idea era, evidentemente, convencer a los votantes para que los políticos cambiaran su voto, siguiendo las encuestas; mientras tanto los que se oponían a la reforma bombardearon esos mismos distritos con publicidad y actos en contra.

Bush, no hace falta que lo repita mucho, es un orador entre triste y patético... y no acabó convenciendo a nadie. Una vez se diluyó el efecto del 11-S y la euforia militarista que llevó el país a Irak, el tipo realmente no ha sido capaz de pasar un miserable reforma, en gran parte porque no tiene una capacidad real de convencer a nadie de nada.

¿Qué sucede en un sistema como el español? Bueno, ser un buen orador te da una pequeña ventaja, pero muy relativa. Durante la campaña electoral tus discursos salen por la tele de vez en cuando, a trocitos dispersos. Quedar bien y salir todo presidencial te da puntos, pero el efecto real sobre el voto es probablemente marginal, uno de las decenas de elementos del carácter de los candidatos que los votantes tienen en cuenta.

Una vez pasadas las elecciones, sin embargo, la importancia de dar discursos disminuye. Zapatero cuando quieres pasar legislación no tiene que convencer a casi nadie; negocia con unas élites pequeñitas de unos partidos que tienen unos intereses claros y más o menos complementarios, pero no tiene que recurrir a la labia y a hablar al electorado demasiado a menudo. Sólo en algunos temas muy específicos que necesitan de amplio consenso o negociación con agencias y gobiernos no subalternos (autonomías, vamos) un presidente del gobierno tiene que asegurarse que la opinión pública le apoya, evitando así que otros partidos hagan sangre.

No hace falta decirlo, pero cuando el gobierno del PSOE ha necesitado consenso, con la excepción de la ley de (enormemente popular) ley de dependencia no ha conseguido hacer gran cosa de forma limpia o elegante. No diré que es exclusivamente por la falta de capacidad oratoria de Zapatero (al PP ya le podías tocar la lira esta legislatura en muchos temas, que no se darían por aludidos), pero me parece curioso que el partido socialista no haya parecido entender el hecho que a veces se tiene que ser más activo hablando con el electorado.

Los políticos en España por tanto tienden a dar menos valor a la oratoria por un buen motivo: dar buenos discursos no es tan importante en España como lo es en otros sistemas políticos. Eso no significa, sin embargo, que tengan que olvidar la poesía como hacen ahora; aunque sea por piedad con los artistas que les cantan (snif) o con los matados que nos tragamos todo lo que dicen (presente) no estaría mal que se explayaran un poco.

Aquí va entonces, una propuesta/concurso para la blogosfera, para todos aquellos potenciales políticos que andan ahí fuera. Escribid un discurso para un candidato. Me da igual para quién; si es para vuestro candidato mejor. Seguid el modelo de duración de la era Youtube; de cuatro a siete minutos (cinco o seis párrafos), apto para ser televisado y que tenga el tono inspirador, épico y magnífico que echáis de menos en España. Tiene que ser siguiendo las líneas de campaña de los candidatos (es decir, que si Zapatero lo quiere usar, pueda hacerlo), así que nada de ideas absurdas.

A ver si os animais; víctimas para hoy son Geógrafo Subjetivo, Citoyen, y el mismo Diablo. Si, os quiero mal.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay días en los que doy gracias a los cielos por no tener blog (o, si lo tuviera, las daría por ser insignificante): me libro de todos los memes, y éste es particularmente desagradable XD

Anónimo dijo...

Creo que en estepaís también influye ser buen orador, la prueba podría ser Julio Anguita. Los mejores resultados de Izquierda Unida se dieron con él alejandose de los ataques dialecticos y propuestas electoralistas de última hora y con un discurso basado en explicar, una y otra vez, de forma clara y precisa su programa, programa, programa.
Quizá la pega, quitando la falta de apoyo de los grupos de comunicación, fuese la falta del discurso corto, el de cinco a siete minutos, ya que su tono didáctico de profesor también le granjeó críticas.

Citoyen dijo...

Me encanta el reto. Luego me pongo, aunque no prometo nada brillante.

Por cierto, a mí me habría gustado que tú también participaras, que nunca te decantas por la poesía.

Anónimo dijo...

Acepto el reto, a ver que si reciclo alguna cosita que tenía escrita para una infame campaña electoral y que nunca fue leída.

R. Senserrich dijo...

Algo escribiré, no os preocupéis. Lo mío se da por sobreentendido.

Citoyen dijo...

Hale, pues si antes lo digo. ya está publicado, y te reenvío el meme. :)

Anónimo dijo...

Egócrata, ya tienes mi discurso en mi blog. Gracias, porque me he entretenido mucho esta tarde de domingo haciendo esto. El resultado... ya lo valoras tú.

zarevitz dijo...

A bote pronto, se me ocurren dos elementos del sistema que provocan que aquí no haya discursos: primero, que al ser el Presidente líder de una mayoría parlamentaria, no necesita, como has dicho, persuadir a los diputados; y segundo, los diputados no necesitan pronunciar buenos discursos porque son elegidos en listas y no individualmente por los votantes.

¿Sabes si en el Reino Unido tienen buenos discursos? Su sistema de gobierno es parlamentario, pero las circunscripciones son unipersonales.

Anónimo dijo...

Montilla, ese gran orador ...

CardinalXiminez dijo...

Nuestro problema es que el Congreso de los Diputados se ha convertido en el festival del quién arma más bulla. Es en sede parlamentaria donde la mejor oratoria sale a la luz: los discursos de Churchill más famosos ("what's our policy? To wage war, in land, air and sea...") se pronunciaron frente a los Comunes.

Ya está mi entrada al concurso. Pobre, pero es lunes por la mañana.

Citoyen dijo...

En el Reino Unido tienen sensacionales discursos.
http://es.youtube.com/watch?v=QpZhugomNJE
http://es.youtube.com/watch?v=0dRrD8mO9VM&feature=related
http://es.youtube.com/watch?v=HZQKG_ff9bo&feature=related
http://es.youtube.com/watch?v=NpVycRpa2L8&feature=related

Eso es un parlamento y no el teatro de guiñol que tenemos en el continente. Ahí ganandose el puesto como dios manda. POr dios, si hasta cameron me seduce. Como decía egocrata, yo de mayor quiero ser inglés.

Qué hay de Francia? Hollande es un inútil que se atraganta cuando habla, y sin embargo es diputado. aaaah...

R. Senserrich dijo...

En Inglaterra se deriva más de la (moderadamente) escasa disciplina de partido que de otra cosa. Un primer ministro tiene el apoyo de su partido, pero este es menos incondicional.

Anónimo dijo...

Algo habrá que intentar...aunque lo mío son los chistes fáciles y las parodias bufonescas.

A ver si me da tiempo, que la mudanza apenas me deja leerme El País de los domingos a lo largo de la semana, leñe.

A cuidarse, oiga.