sábado, diciembre 23, 2006

De críticas, guerras civiles y el fin de occidente

La derecha estos días tiene una cierta tendencia obsesiva a ver todo conflicto como un asedio. En un lado están los bárbaros, tirando piedras y cabezas cortadas a las murallas de la ciudad. En el otro, está la verdadera visión de Occidente (TM) que ellos dicen obsesivamente representar.

Esta linea de argumentación ha llevado a algunos a defender que lo que vemos ahora es poco más que una guerra civil ideológica en el corazón de Europa y Estados Unidos, con unas fuerzas del mal bolchevique lanzadas a la irracionalidad, ateismo y la alianza con el fanatismo musulmán. Aparte que la alianza de los secularistas rojos y talibanes me parece improbable, esta visión del mundo esconde me temo una idea ciertamente absurda y retrógrada de lo que es la civilización occidental a lo largo de su historia.

Si hay algo que deberíamos tener en mente al pensar en nuestra historia es quién hemos considerado tradicionalmente uno de nuestros símbolos, Sócrates. No es que tengamos demasiado de lo que el hombre pensaba; aparte de saber que Platón lo idolatraba y que fue ejecutado, lo único que sabemos es que al hombre le gustaba hacer preguntas. Muchas, muchas preguntas. De esas que resultan incómodas y ponen a la gente nerviosa, sobretodo.

Curiosamente, una de las bases de la cultura occidental es alguien que se pasó la vida dudando. Quizás, sólo quizás, es porque la base de toda nuestra civilización es abrir todo a preguntas, no tratar de cerrar la sociedad en consensos obligatorios. No hay una idea "correcta" de lo que es Occidente, y desde luego, si existe no está cerca de lo que dice cierta derecha que confunde la crítica con el odio. La base de todos los avances que ese pequeño rincón del mundo que es Europa (y sus herederos americanos, en cierta medida) siempre ha sido una radical inconformismo, junto con una capacidad casi ilimitada de copiar descaradamente a cualquier vecino que parece estar haciendo las cosas mejor. Esto, y una extraordinaria eficiencia en ejercer la violencia de forma organizada contra quien nos tosa, pero ese es otro tema.

Todo aquel que pretenda confundir crítica, ideas distintas y secularismo con un abrazo irracional de la ideología, pretendiendo que él es la razón y la lógica, no sabe realmente de qué habla. Reconocer errores (o decir que Estados Unidos es demasiado proclive a arreglar todo a tortazos) no es odiar occidente, igual que criticar a los americanos no es votar por Osama Bin Laden en las próximas presidenciales. La idea que los conservadores, la Iglesia Católica y el "liberalismo" (en versión neocañí hispana) son los únicos que pueden leer la sagrada tradición y defender sus esencias es un ejercicio de negación del gran principio de la cultura judeoclasicocristiana: la sospecha que podemos estar equivocados.

El disenso es la base de nuestra cultura, y nuestra gran fortaleza. Creemos en él hasta el punto que todo nuestro sistema político, la democracia, está diseñado como un método ordenado para organizarlo. Hablar de autoodio y crítica como un defecto imperdonable es, la verdad, ciertamente estúpido.

7 comentarios:

Jordi Gomara (itaca2000) dijo...

Pues no está nada mal el artículo en cuestíon, no. A pesar de todo disiento :)

Saludos

Anónimo dijo...

La verdad es que todo ese discurso me parece tremendamente infantil. Uno observa la realidad, y a decir verdad, mirando en mi entorno percibo que la inmensa mayoría del personal acepta el sistema capitalista y la democracia como algo positivo, no está interesado en destruirlo, en todo caso en criticar lo que se considera mejorable. Afortunadamente percibo esta actitud en gente de cualquier ideología.

Y luego están los de siempre, sean del digno que sean, que necesitan crearse su particular identidad y pureza ideológica/nacional/espiritual/ para sentirse mejores que los demás o algo así, aunque no tenga nada que ver con la realidad o no tenga ningún sentido.

Por suerte no toda la derecha (ni mucho menos) es así, ni toda la izquierda es tan irracional como la pintan. En fin, ellos mismos. Que sigan con sus paranoias y gilipolleces que no interesan a nadie. Qué cantidad de tiempo y de esfuerzo desperdiciado.

Anónimo dijo...

Lo triste es que ciertos sectores de la derecha son realmente buenos analizando las fallas del sistema. Argumentan muy bien, con gran coherencia, e incluso proponen soluciones muy valiosas para su discusión. Por desgracia, muchos de los que se engloban en ese totum revolutum pierden toda objetividad en lo que respecta a ciertos temas clave (especialmente la religión, aunque hay otros).

No se si es en muchos casos que les pueden las ganas de autoafirmarse; supongo que hay bastante gente muy joven en la blogocosa y ya se sabe que a cierta edad nada parece más importante que decir "Escuchadme, porque soy alguien; y ante todo no me confundais con nadie" (Nietzsche). Lo cierto es que a menudo estoy en un hilo de debate interesantísimo encontrandole mucho provecho, y de repente me salen con alguna que me deja diciendo : "Este txikito ha pasado poco tiempo en tascas". Es decir: éste no conoce realmente la verdadera naturaleza de las personas, para creerse en serio que esa solución que propone FUNCIONE EN LA PRÁCTICA.

Sí que sin embargo tengo que darles la razón en lo que respecta a una cierta cobardía ante el futuro de una parte de la sociedad (nótese que digo cobardía, y no miedo). Existe en España, y en el caso de Francia es casi una epidemia nacional. Pero si en lugar de mensajes apocalípticos se concentrasen en un "recuerda cuanto valemos", todos saldríamos ganando algo.

Alex Guerrero dijo...

Feliz navidad, tropa.

Anónimo dijo...

Hermoso canto a la Civilización Occidental. Hermoso canto a la Democracia.

Lo que pasa es que todos esos valores son endémicos de nuestra Civilización. Y, no son, ni mucho menos, universales. Y no están garantizados por siempre. Aunque, por como nos comportamos, parecería que no necesitan defensa.
Y, lo cierto es que la necesitan. Cada día más.

R. Senserrich dijo...

Defensa que no debe implicar llamar cobarde desafecto a todo el mundo que dice que el mundo de hecho no se acaba mañana.

Anónimo dijo...

Mientras exista el jamón serrano, nuestra civilización perdurará. O al menos, no será el fundamentalismo islámico quien la tumbe. ;-p
¡Os reto a que digais que me equivoco! :-DDDDD