viernes, febrero 17, 2006

El (principio del) fin de la mano de obra barata: India

Uno de los grandes demonios de la izquierda cuando hablan de globalización es el fantasma de la mano de obra barata del tercer mundo. Fantasmas de empresarios llevándose fábricas, oficinas y todo lo que haga falta a lugares como la India o China, que nos roban los puestos de trabajo porque pagan a la gente una miseria.

Sólo hace falta mirar un poco más allá, sin embargo, para darse cuenta que la mano de obra barata no es eterna. Y ese es el "problema" que está empezando a afrontar la India, que descubre que tanta inmigración empresarial e inversiones está dejando el país escaso de mano de obra cualificada. Tan escaso, de hecho, que se están empezando a ofrecer mejores salarios para atraer y retener mano de obra; señal, ¡oh milagro! que la mejor manera de ayudar a subir los salarios en el tercer mundo es haciendo que su trabajo sea valioso, no a golpe de regulación o arancel.

Es la historia de siempre. Mientras se tiene mano de obra barata, es sencillo aumentar negocio simplemente contratando más gente, sin necesidad que sean demasiado productivos. Cuando los trabajadores sin empleo disponibles empiezan a escasear, sin embargo, un empresario debe empezar a ofrecer más dinero por el mismo trabajo, ya que hay más demanda de obreros que oferta de estos. Según los salarios suben, empieza a tener sentido dejar de depender en mano de obra e invertir en capital y maquinaria, haciendo que cada trabajador sea más productivo, y por tanto acabe con un salario más alto.

¿Daña eso al primer mundo? No necesariamente, ya que en estos países la substitución de mano de obra por capital era racional y constante desde hacía tiempo. La migración de empresas produce cambios, pero como el caso indio muestra, su impacto es mucho más limitado, lento y progresivo de lo que parece. La cuestión es hacer las transiciones que la destrucción creativa del capitalismo produce lo menos traumáticas posible, y para eso tenemos el estado del bienestar en Europa.

Lo que está claro es que ignorar el cambio no va a hacer que este desaparezca. Se tenga miedo a China o la directiva Bolkestein, el pánico no lleva a ninguna parte.

6 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

El error de la izquierda es bloquear la globalización, el error de la derecha es creer que la globalización es una transgresión de los paradigmas clásicos.

En un planeta de 6.000 millones de personas, en donde más de la mitad vive en la pobreza, no es un planeta de derechas, es un planeta de izquierdas.

Globaliza de verdad, y la izquierda triunfará con tanta contundencia que nadie podrá evitarlo.

Anónimo dijo...

¿EL principio del fin? No pensaba que llegara tan rápido, la verdad. Desde luego imagino que a China todavía le queda mucho para llegar a esa situación.

No he podido acceder al artículo del NYT que enlazas, porque no estoy registrado.

Para opinar me gustaría ver los datos antes, pero en cualquier caso imagino que se podrá decir que es una buena noticia: en primer lugar para los trabajadores indios y en segundo lugar para los uropeos que pueden tener menos miedo a que trasladen la fábrica. Aunque me imagino que ello conllevará una subida de precios de los productos indios.

Anónimo dijo...

Antes de nada, felicidades por este blog recién descubierto para mí.

Dicho esto, quiero decir que envidio tu optimista visión de la globalización capitalista que nos arrolla. Por mi naturaleza cobarde y acomodada, nada me haría más feliz que ser convencido por una percepción positiva del fenómeno, como resulta ser la que expones. No obstante, he de confesarte que, a pesar de mi predisposición, no has logrado contagiarme tu optimismo.

Hasta ahora, los argumentarios a favor había que buscarlos en los foros neoliberales. Ellos lo tienen más fácil porque pueden hablar sin pudor de eso que se da en llamar 'datos macroeconómicos', y que les permite cosas como afirmar que en España pintan oros, y que la cosa está que se sale. Incluso se crean empleos, con una sencilla corrección que consiste en asimilar empleo a lo que antes se llamaba trabajo basura. El razonamiento de estos neocon, es bien sencillo: la cosa es buena para el capital, y lo que es bueno para el capital, acaba repercutiendo en el trabajador -ellos lo llaman consumidor-.

Esta argumentación adolecía de completitud, porque le faltaba la base ideológica. Siempre les pasa lo mismo a estos capitalistas. Pero ahora, gracias a ti, tenemos esa base. Lo que les
fallaba a ellos era poder decirle a un obrero de toda la vida de la industria textil catalana, o de del calzado valenciano, o de una fábrica de coches, que si su fábrica se piraba a Polonia o Marruecos y que eso era bueno para él. Pero tú pareces haber encontrado el vacío argumental: ¡es bueno para la clase obrera universal!. ¿Qué hay más internacionalista que repartir la riqueza?. ¿Qué más solidario que repartir con esos países deficitarios nuestras fuentes de prosperidad?.

¿Cuántos pobres programadores indios habían disfrutado de un crucero antes de la globalización?
http://www.elmundo.es/navegante/2005/05/13/empresas/1115996916.html

Pero, como bien apuntas, llegará un momento en que casi los 1000 millones de indios estén embarcados por los 7 mares, y, entonces, los empresarios indios se darán cuenta de que necesitan
mano de obra barata -consumidores- y les subirán el sueldo para que se queden. Y ese precisamente será el momento en que el internacionalismo obrero habrá triunfado.

Cuando se lleven tu industria, o la inmigración te obligue a renunciar a un trabajo digno, no desesperes, sólo se trata de un momentáneo daño colateral. Al final, cuando se queden sin mano de obra en el planeta, tendrán que subir los sueldos. Y ese será el momento de nuestro triunfo.

Mientras, nosotros, los acomodados europeos, parapetados en nuestro efímero estado del bienestar, nos resistimos a ser realmente competitivos:
"Los gremios de los estibadores denunciaron que con esa medida se usará mano de obra barata y sin especializar y se dejará sin trabajo a miles de obreros"
http://www.trabajadores.co.cu/2006/enero/16/elmundo/protestan.htm

Como bien dices, ¿qué nos importa que el coche que compramos haya sido fabricado en una factoría polaca sin normativa de salud o riesgos laborales?. ¿Por una rumana embarazada respirando ácidos?. Las multinacionales saben bien lo que nos conviene. La directiva Bolkestein http://www.attacmadrid.org/d/5/041016190635.php es por nuestro bien.

Toda resistencia es fútil.

R. Senserrich dijo...

La cuestión no es que todos los Indios llegan a la vez a un alto nivel de vida; la cuestión es que ningún país puede entrenar y educar mano de obra cualificada a un ritmo suficiente como para crear devastación terrible en los trabajadores cualificados en el primer mundo.

El trabajo no cualificado.... bueno, esto acaba siendo McDonalds y demás :-(. Aquí sí que asegurar derechos sociales, servicios públicos potentes y sanidad y educación de calidad y gratuita se hace imprescindible.

R. Senserrich dijo...

La cuestión es, si la rumana no estuviera "respirando acidos" y trabajando por menos dinero, la multinacional nunca estaría allí. Ella estaría en el campo partiéndose la espalda, o sin trabajo en una ciudad.

Para la gente que coge esos trabajos, es un salto adelante. Desde occidente no lo parece, pero piensa en si prefieres estar arando campos con los dientes o en una fábrica cobrando el triple (aunque sea dos dólares la hora). Para ellos la decisión es simple.