martes, febrero 28, 2006

De la fortaleza de los dictadores (II): represión y gobierno

Uno de las nociones más curiosas de los españoles sobre el franquismo es que como dictadura esta no fue demasiado represiva. Es una visión hasta cierto punto basada en la realidad, pero que en el fondo tiene bastante de ficticia. Si miramos al franquismo entre 1950 y 1970, es cierto que no fue una dictadura que fusilara demasiado. El problema, claro está, es que de 1939 a 1950 la cosa fue bastante distinta.

La explicación de esta variabilidad tiene bastante que ver con la lógica que los regímenes autoritarios siguen al emplear la violencia. Aunque parezca mentira, incluso el fusilar gente y perseguir disidentes sigue criterios de costes y beneficios, y los dictadores que aman el cargo y no están para cruzadas genocidas la siguen.

El problema para un dictador es que, como todas las cosas, la represión no es gratis. Es consciente que para sobrevivir no debe presionar de manera excesiva a sus súbditos, pero si debe tenerlos lo suficiente controlados como para que no pierda el puesto. Así, debe combinar una presión sobre los recursos moderada, para no hacer la vida materialmente inaguantable por un lado, y asegurarse que a nadie se le ocurre hablar de democracia por el otro, para que no emerjan ideas peligrosas.

El segundo punto es donde el coste de la represión entra en juego. Como más control sobre los disidentes uno quiere tener, más cara la maquinaria de la represión resulta. Uno puede llenar el país de campos de concentración, forzar exilios masivos y fusilar a mansalva como Franco tras llegar al poder, pero los costes de tener tanta gente en la cárcel, muerta o persiguiendo a los que no están todavía en prisión es alto. A fin de cuentas, es mejor hacer carreteras que cárceles si la economía debe seguir creciendo. Es necesario, por tanto, buscar la manera de mantener el control sobre la sociedad (y el resto de militares que quieren la presidencia) de la manera más barata posible.

La solución más observada es bastante unánime en todas las dictaduras, reprimir en ciclos. El mecanismo es sencillo. Primero, la represión es fuerte, general y despiadada, para dar una señal muy clara a la población que el nuevo régimen no está para bromas. Tras dejar a todo el mundo aterrorizado, los dictadores pueden dejar de reprimir con tanta energía, ya que cualquier persona de bien con pocas ganas de hacer el martir es muy consciente de lo que el general / líder del partido de turno es capaz. Se mantiene el orden a base del recuerdo de la represión pasada, sin que sea necesaria gastardemasiados recursos persiguiendo rebeldes.

La tranquilidad dura unos años, hasta que llegado a un cierto punto, algunos empiezan a "probar" el nivel de apertura del sistema de nuevo. Es entonces cuando la maquinaria represiva se hace necesaria de nuevo. Se saca la policia a la calle, se fusilan o encarcelan a unos cuantos traidores, y se deja muy clarito que el viejo general sigue con la misma mala leche de antaño. El pico de represión dura una temporadita, sin llegar al nivel inicial; en parte porque no es necesario (ya que el recordatorio ya vale), en parte porque el primer ciclo fue excesivo para dar más miedo de la cuenta. El terror temporal compra unos años más de tranquilidad, hasta que vuelve a ser necesaria la represión.

Que es, por cierto, lo que estamos viendo ahora en Cuba. Tras unos años de relativa calma e indicios de apertura, algunos disidentes habían empezado a albergar demasiadas esperanzas, así que Fidel ha vuelto a llenar cárceles. Cuando las cosas queden claras sobre quién manda en la isla, el control se volverá a relajar un poco. Esto explica también en parte porque el Franquismo fue tan salvaje al principio, para después espaciar los fusilamientos en el tiempo. Se puede ser un cabrón totalitario fascista / comunista, pero esto no te convierte en estúpido. Incluso en las dictaduras y la injusticia hay lógica, mal que nos pese.

Como cuando hablaba de bandidos la semana pasada, por cierto, esta lógica de terror selectivo no es única de las dictaduras y los dictadores; tambien la podemos encontrar en el crimen organizado, o incluso si me apurais en la empresa. La mafia no está rompiendo piernas a la gente dos veces por semana, por ejemplo. Saben que el coste de usar la violencia es alto (tanto en pérdida de ingresos como en riesgo policial), así que la usan lo menos posible. Para ello, la concentran en periodos cortos, la hacen muy visible, dando una señal muy clara. En caso de estar "ampliando negocio" serán más propensos, ya que deben parecer creiblemente despiadados al empezar a trabajar.

En una gran empresa, a una escala muy distinta, los ciclos de despidos y reorganizaciones siguen una lógica parecida. Uno no mantiene una empresa trabajando a pleno rendimiento sin que los empleados teman por su empleo de vez en cuando. La reestructuración ocasional, a menudo, es un recordatorio que la "represión" sigue viva en el sistema. El establecer cláramente quien es el nuevo dueño tiene bastante que ver con las grandes purgas que se ven tras las fusiones en el sector privado, en otro nivel de equivalencia.

Como en todos los lugares, cualquier jefe necesita recordad a sus subalternos de vez en cuando quién manda.

Nota: no se me escapa la ironía que este post siga a uno hablando de dictadores en Irak. Me va el humor negro.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo cierto es que si comparas los datos de la represión franquista con la fascista italiana y la nazi (entendida como sobre su propio pueblo y excluyendo el holocausto, que no es represión sino genocidio) las cifras son del todo escalofriantes.

Tanto Farinacci como Himmler salieron muy sorprendidos de sus visitas a España sobre todo por el volumen de la población penal. Para Alemania se calculan unas 12.000 ejecuciones políticas, es su mayoría durante la guerra; en Italia 26, 17 de ellas durante la guerra. En la posguerra española se calculan de 13.000 a 15.000 ejecuciones políticas. Comparando la menos represiva fase del segundo franquismo (de 1954 a 1963) hay 45 ejecuciones, lo cual sobrepasa al caso italiano.
En 1937 la población penal alemana llegaba hasta los 10.000, la Italiana de 1927 a 1939 llegó a los 3596 presos sin contar a 1.500 en régimen de "confino" (destierro interior). En 1945 la población penal en españa lllegaba hasta los 43.812 presos.

A bote pronto se puede decir que no fue un régimen con una represión débil.

Draco

**Los datos son de Bracher, "La dictadura alemana", Vol II. De Felice, "Mussolini Il Duce" y Payne, "Historia del fascismo". Los datos para España son de "Víctimas de la guerra civil" coordinado por Juliá entre otros libros.

Anónimo dijo...

Egocrata:

¿Leiste mi comentario a tu post anterior sobre la fortaleza de los dictadores? Me salio un poco largo y fuera de tiempo (es decir, lo escribi un poco tarde), pero me gustaria saber tu opinion

Cos.

R. Senserrich dijo...

Contestada estás ahora ;-).

Alex Guerrero dijo...

Lo más atractivo de tu post me ha resultado el paralelismo con las empresas, aunque yo lo puliría:

- Las reestructuraciones tras una fusión se deben a solapamientos (para qué quieres dos departamentos de recursos humanos, por ejemplo, o dos call centers).

- Aunque, claro, cómo se reparten los costes de la fusión tiene que ver con dónde había más conflictividad laboral, y, por tanto, donde aplicar stick y donde carrow.

R. Senserrich dijo...

Muy cierto, si señor. Es muy posible que el solapamiento explique la amplitud de la masacre, pero que la represión se concentre en la empresa rebelde :-).