lunes, octubre 10, 2005

Sobre el urbanismo en EUA (II): segregación y centros urbanos

Segunda parte de la serie de urbanismo en EUA. Y lo que nos queda.

Uno de los elementos más chocantes de la distribución de la población en Estados Unidos es la muy marcada segregación racial entre barrios, incluso en la liberal Nueva Inglaterra. Cuando se habla de guettos y barrios negros no es una metáfora, o algo restringido a las ciudades del sur; es una realidad muy marcada en todo el país.

Las razones para que esto suceda son sutiles, y requieren cierta explicación. Aunque muchas veces se señale el racismo como motor de esta distribución, no deriva necesariamente de este. La mejor e explicación sobre por qué esto sucede la propuso Thomas Schelling en los años setenta, usando un sencillo modelo matemático.

Imaginad un barrio cuadrado, diez casas de largo por diez casas de ancho. Cada casa puede estar habitada por gnomos, pitufos o vacia, en una distribución aleatoria. Cada mes, los habitantes de cada casa miran por la ventanas, y cuentan cuántos gnomos y cuántos pitufos tienen viviendo en las ochos viviendas a su alrededor. Ni a los pitufos ni a los gnomos les importa demasiado mezclarse; si al menos un tercio de las viviendas a su alrededor tiene a gente de su especie, están satisfechos y se quedan. Si no, cogen los trastos, y se mudan a una casa vacia al azar del barrio. En otras palabras, no son estrictamente racistas, pero les gusta tener algunos semejantes cerca. Este proceso se repite cada mes, hasta que la gente del barrio deja de mudarse constantemente.

¿El resultado? Bien, lo podeis ver aquí, al final de la página. Tras una serie de iteraciones (que varían depende de lo lleno que esté el barrio y las proporciones entre los dos colores) nos queda una población sólidamente segregada en zonas homogéneas. Cambio pitufos y gnomos por blancos y negros, o pobres y clase media, tenemos una explicación bastante razonable sobre qué lleva a los barrios separados en EUA.

Este efecto de segregación por color y clase social (los afroamericanos tienen habitualmente menos ingresos) ha generado unos efectos curiosos en las ciudades americanas. Uno de ellos, la decadencia y abandono de los centros históricos de las ciudades, y el desplazamiento de las clases medias a los suburbios.

Como comentaba hace un rato, la dispersión de las ciudades americanas es alta. Si no se tiene coche, el transporte público es poco práctico casi en todas partes como para ser de ninguna ayuda. Sin embargo, si uno tiene coche, vale la pena mudarse a los suburbios, donde en vez de vivir en un piso uno puede tener una casita con jardín a un precio razonable, y conducir cada mañana al trabajo. En los años cincuenta y sesenta, eso era lo que tenían en mente muchas familias de clase media que vivían en el centro de ciudades como New Haven o Detroit. Y evidentemente, empezaron a mudarse a las afueras, y su lugar lo empezaron a ocupar afroamericanos encantados de no necesitar coche.

Estos movimientos al principio son pocos, pero tienen un efecto curioso. En el mundo de gnomos y pitufos, tenemos a alguien de clase media que tiene un vecino blanco menos, y probablemente un vecino que no le gusta de más. Quizás no tenía ganas de irse, pero el barrio está cambiando, no hay ya el mismo ambiente, me voy a vivir en una zona más de mi gusto a las afueras. Cada pieza que sacamos provoca un movimiento mayor de piezas, y poco a poco el centro va perdiendo clases medias y aumentando el número de gente con menos recursos. A veces, como ocurrió en Detroit, la retirada se convierte en estampida tras una ola de disturbios que asustan a las clases medias, o como ocurrió en Nueva Orleans, cuando la ciudad empieza a colocarse a tiro de huracanes.

Los resultados, ya llegados los ochenta, fueron espantosos. Lo que los americanos conocen como inner cities fueron (y son) el centro del consumo de drogas, marginación y abandono social. El desastre fue mayor en ciudades en decadencia como Detroit, con rascacielos abandonados, epidemias de incendios provocados para cobrar del seguro (las Devil's Nights), e índices de criminalidad por las nubes. Las ciudades pasaron a ser suburbios rodeando un centro residencial devastado, con nucleos de rascacielos de oficinas aquí y allá, bordeando el desastre.

A día de hoy, parece que la tendencia en algunos sitios tiende a invertirse. En parte por decididas intervenciones públicas (que van de demoler barrios enteros a llenar el centro de teatros y museos), en parte porque la dispersión empieza a ser demasiado cara (vamos, que incluso los americanos se cansan del coche a veces) algunos centros urbanos tienden a recuperarse. New Haven, aunque sigue siendo más peligrosa que Nueva York (en serio) vuelve a ser más o menos habitable, por ejemplo.

¿Son estos patrones exclusivos de Estados Unidos? No, ciertamente. El Raval o Lavapiés, sin ir más lejos. Sin embargo, la congestión de los centros urbanos europeos hace que el vivir lejos del centro no sea una gran ventaja, así que los problemas de huida de la clase media sólo se producen en barrios viejos y con pocos servicios. Son ciudades algo más resistentes a estos cambios, al menos en el centro histórico. Los guettos aparecen, sin embargo, en las afueras, allí donde acaba el transporte público. París o Marsella, sin ir más lejos, tienen este problema, algo que se puede repetir en Madrid o Barcelona.


Actualización: el señor Schelling ha ganado el Nóbel de economía. No os quejareis que cito a gente irrelevante.

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

¿Has leído "Viaje al futuro del Imperio", de Robert Kaplan? Hace un estudio bastante bueno de la evolución de varias grandes ciudades de todo el país.

R. Senserrich dijo...

No, no lo he leido. Me lo apunto.

Gracias!

Daniel Lobo dijo...

Ya tardaba en llegar al mensaje, un mes casi...

La indagación es provocadora y merece la pena explorarla. A primera vista puede parecer acertado el modelo pero si bien creo que estamos cerca de un análisis correcto de la dinámica no puedo compartir la explicación original, ni la correlación causa-efecto.
Sobre todo me refiero al hecho eliminar de un modo casi naturalista el elemento del racismo o desigualdad social al asumir que lo lógico es la preferencia de las personas de estar rodeadas de iguales. Aquí claramente como una sociedad define "iguales" que incentivos da para convertir a una personal en igual, o no, son claves y por supuesto el tema incluye raza, clase, religion, política... Es decir, un entramado cultural complejo que dictamina esos movimientos. Y yo diría lógicos y desafortunadamente claros dentro del modelo capitalista.

¿Has leido "The New Urban Frontier: Gentrification and the Revanchist City" de Neil Smith? Aunque quizás no lo compartas, creo que es la parte de la historia que hecho en falta. Y yo si daría prioridad a las desigualdades sociales, comunmente con elementos raciales incorporados, como parte importante de la causa del fenomeno que explicas.

En cualquier caso es una linea interesante y espero poder leer más muestras de tus reflexiones al respecto.

Un saludo,

Daniel