sábado, junio 11, 2005

Condonando deuda a países pobres: un brindis al sol

Está Gordon Brown todo orgulloso presentando el acuerdo que han llegado los países del G8 para condonar la deuda a los 18 países más pobres del mundo. Suena muy bien, así a bote pronto, pero yo no echaría las campanas al vuelo.

Primero de todo, porque muchas de estas deudas de hecho habían dejado de serlo ya, en cierto sentido; muchos de los países agraciados no estaban pagando un duro. A efectos prácticos, tener deuda pública de un país como Bolivia era como tener un paquete de folios garabateados; el valor dell título era menor que el del papel en el que estaba impreso. No es que tenga mucho mérito cancelar algo que no vas a cobrar.

Segundo, los problemas de esos países no vienen de la deuda, realmente. La deuda externa es un síntoma, no una causa de los males del país. Sí, es parte de la enfermedad, y hace las cosas difíciles, pero lo que llevó a la mayoría de estos estados a hipotecarse hasta las cejas hace treinta años sigue estando allí, y lo que es peor, siguen teniendo la misma capacidad para gastar el dinero de mala manera que antes. Y no sólo eso; ahora saben que tirar el dinero a la basura puede salir gratis, si uno es lo suficiente incompetente. Si son lo suficiente inútiles para volver a meterse en números rojos hasta las cejas de nuevo, a lo mejor el G8 vuelve a salvarlos...

Algo que a buen seguro sentará muy bien a los países que siguen siendo pobres pero que han no se metieron en deudas como locos, por cierto. Venezuela o Costa Rica no es que sean Suiza en términos de riqueza, y nunca han dejado de pagar sus deudas. Si ahora resulta que ser irresponsable puede ser gratis, pues ya me direis.

Sin embargo, aparte de estos problemas, el detalles crucial es que la deuda cancelada, por lo que he leído, es con el Banco Mundial y el FMI, no con otros creditores. Eso significa que los bancos siguen allí haciendo cola, y que además tienen ante sí estados con menos deudas a los que obligar a pagar. Es posible, de hecho, que el valor real de las deudas de estos países no baje un ápice tras este perdón.

¿Por qué? Bien, los títulos de deuda tienen dos precios: el valor nominal, o lo que pone en el papel que el estado se comprometió a pagar, y su precio en el mercado secundario. La diferencia entre los dos precios puede ser enorme (hasta 0,06 céntimos por dolar en el secundario); está claro que es difícil recuperar una deuda con un país endeudado, así que el valor de mercado de los títulos es muy inferior. Si un estado que debe una cantidad determinada se le perdona digamos la mitad de la deuda, eso significa que su capacidad de pago para la otra mitad aumenta; hay una menor oferta de títulos en el mercado secundario, y su valor crece. A lo tonto, esto puede significar que si bien el valor nominal de la deuda haya disminuido un 50%, el valor real pueda bajar menos de un 10%, o incluso no variar.

Bolivia, en los noventa, trato de librarse de parte de la deuda recomprando títulos en el mercado secundario; tras gastarse una millonada, el valor real de su deuda no bajo apenas nada. Aquí veremos un efecto parecido para 18 países. Suena muy bien perdonar deudas, pero a efectos prácticos es poca cosa. La noticia, por cierto, no la ha dado bien casi nadie; sólo el Guardian parece saber más o menos de lo que habla.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!
Em sembla molt sensat el raonament que fas però m'he quedat en el punt en què parles del mercat secundari i del valor nominal dels crèdits. Què és això del mercat secundari??
Merci!!!!!
l.

R. Senserrich dijo...

El mercado secundario es donde uno va con sus títulos de deuda, y trata de enchufarlos a otra persona. Yo tengo un papelito que dice "Mozambique pagará $10.000 al que traiga este documento el día tal, o intereses sobre ello".

Tras estar varios años sin cobrar, persiguiendo a las autoridades Mozambiqueñas, me canso y me voy al mercado secundario, donde trato de vender esta deuda a alguien. Claro, no hay nadie que se crea que Mozambique va a pagar esos $10.000, así que nadie me ofrece eso. Como mucho, una fracción del valor nominal, pongamos $100. Eso es el mercado secundario, donde los títulos de deuda cambian de manos.

Anónimo dijo...

Gràcies!!!!!!!!

R. Senserrich dijo...

De nada, a servir. :-).